Dentro del campo de la cirugía maxilofacial, nos encontramos en un terreno espinoso en el cual es imposible que no surjan una serie de cuestiones éticas en torno a la reconstrucción facial.
Acercamiento ético a la cirugía de reconstrucción facial
Mientras que unos expertos la defienden a capa y espada asumiendo que es el tratamiento del futuro por conseguir ofrecer una oportunidad a aquellas personas que han padecido alguna alteración. En otros casos, se considera una aberración. ¿Por qué razón? Los pacientes que deben someterse a una reconstrucción total suelen encontrarse con un rostro que no es el suyo, es decir, con la llegada de los injertos faciales completos de otros rostros de donantes, ha aparecido una gran controversia en torno al tema que sitúa a la reconstrucción facial como una monstruosidad muy similar a lo que la escritora Mary Shelley escribiría sobre Frankenstein.
De una parte, nos encontramos a los pacientes que, habiéndose sometido a esta intervención, se hallan vitales y optimistas, con una nueva vida por delante. Sin embargo, también hay casos en los cuáles la reconstrucción facial no tiene las consecuencias que se esperarían produciéndose problemas como la necrosis de la piel, oscurecimiento de la zona transplantada, etc. A este respecto queda mucho por intentar en dicho ámbito y todo ello debe ir dirigido a conseguir los mejores resultados para los propios pacientes.
Imagen Cortesía de Amparo Torres «~Anagke♣»