Trasplante de cara: el hito del siglo XXI en cirugía maxilofacial

Si hace apenas dos décadas era inimaginable, fruto de la ciencia ficción de Isaac Asimov, en pleno siglo XXI se trata de uno de los procedimientos que más vidas ha mejorado de cuantos existen en el ámbito facial. A pesar de que no es cirugía maxilofacial al uso si que se trata de cirugía estética en la cual estos expertos tienen mucho qué decir. Pero, ¿En qué consiste exactamente un transplante de cara? Existen diversas técnicas pero todas cuentan con trres fases bien diferenciadas. ¡Conócelas!

 cirugia maxilofacial

Fase 1: Donación propia y por parte de un tercero

Existen tejidos de determinadas partes de nuestro cuerpo que pueden ser la clave para un transplante de cara. Esta controvertida iniciativa provoca en el paciente un rechazo inicial pero vistos los resultados, la alternativa es ideal. En cuanto a la nariz y a la boca son donados por terceros, adaptándose a la tonalidad de la piel del paciente. El cuero cabelludo y las orejas también son reemplazables. No obstante, lo más complicado es que el cuerpo de recepción pueda vivir con “su nueva piel”. Existe una variedad, la donación total de otra persona. Esta despierta bastantes controversias y ha sido largamente polemizada en el cine.

Fase 2: Intervención quirúrgicas

La cirugía se da en varias tandas y es aquí el momento más delicados ya que es cuando la grasa y los nervios de la cara del paciente cambiarán. Se ha de tener en cuenta que este procedimiento mal llevado podría ocasionar procesos de necrosis en la piel en el caso de que no lleguen a ella los nutrientes adecuados y la sangre.

Fase 3: Postoperatorio

La inmunosupresión es, quizás, lo más controvertido de esta fase ya que el paciente debe tomar medicamentos para que el sistema inmune no provoque rechazo. Esto aumenta el riesgo de padecer enfermedades diversas o que la piel adquiera coloración negra. El debate a nivel moral de lo que supone esto ha sido largamente discutido ya que en muchos casos los pacientes se arrepienten.

Imagen cortesía de Photographer’s Mate 2nd Class Chad McNeeley

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